A
partir de las encuestas se elaboran diversos indicadores para conocer de manera
aproximada aspectos de la realidad; por ejemplo, la tasa de desempleo abierto,
la tasa de desempleo ampliado y la tasa de subempleo, brindan información
general sobre la situación del empleo. No obstante, si se quiere estudiar este
fenómeno, se deben analizar varios de ellos, tanto a nivel general como desagregado,
así como sus respectivas metodologías de cálculo, para no cometer errores de
interpretación.
Si
se estudia la calidad del empleo en el país, uno de los muchos indicadores
disponibles es la tasa de subempleo por insuficiencia de horas, pero primeramente
se debe tener clara su definición, que según el INEC -institución encargada de
realizar las estadísticas de empleo en Costa Rica-, corresponde al “porcentaje de ocupados que durante la semana de referencia de la encuesta
trabajaron menos de 40 horas semanales en todos sus empleos, desean trabajar
más horas y están disponibles, pero no logran conseguir más empleo”. Este
indicador alcanzó el 13% en el segundo trimestre del presente año y es común
escuchar interpretaciones como la siguiente: “a pesar de ser tan alto no es tan
malo porque pueden haber personas que quieren trabajar medio tiempo o una
jornada inferior a 40 horas semanales y están conformes”; sin embargo esta
interpretación es totalmente errónea, ya que este 13% solo refleja aquellas
personas que desean y están disponibles para trabajar más, pero no consiguen
empleo adicional; es decir, el subempleo no es “voluntario”.
Ahora bien, como se mencionó al inicio, los datos agregados no son suficientes para conocer la realidad, estos deben desagregarse para saber quién/es enfrentan las peores o mejores condiciones o situaciones. Siguiendo con el mismo indicador de subempleo, según sexo, entre los hombres la tasa es de 10.3% -también para el segundo trimestre del 2013-, mientras que entre las mujeres llega al 17.7%. Y si se analiza por zona, se observa que en la zona rural se presentan condiciones menos favorables que en la zona urbana. Es decir, como promedio país tenemos un subempleo del 13%, pero cuando desagregamos el indicador podemos entender quiénes son los sufren en mayor medida esta condición y a dónde viven.
Por último, los hacedores de políticas públicas no deben olvidar que detrás de los indicadores y, en especial de los sociales, hay una persona, una familia o un hogar. Por lo tanto, el mejoramiento de ellos no debe convertirse en un fin en sí mismo, la meta debe ser la mejora de las condiciones de vida de la población y la reducción de las desigualdades existentes en ella.
Ahora bien, como se mencionó al inicio, los datos agregados no son suficientes para conocer la realidad, estos deben desagregarse para saber quién/es enfrentan las peores o mejores condiciones o situaciones. Siguiendo con el mismo indicador de subempleo, según sexo, entre los hombres la tasa es de 10.3% -también para el segundo trimestre del 2013-, mientras que entre las mujeres llega al 17.7%. Y si se analiza por zona, se observa que en la zona rural se presentan condiciones menos favorables que en la zona urbana. Es decir, como promedio país tenemos un subempleo del 13%, pero cuando desagregamos el indicador podemos entender quiénes son los sufren en mayor medida esta condición y a dónde viven.
Por último, los hacedores de políticas públicas no deben olvidar que detrás de los indicadores y, en especial de los sociales, hay una persona, una familia o un hogar. Por lo tanto, el mejoramiento de ellos no debe convertirse en un fin en sí mismo, la meta debe ser la mejora de las condiciones de vida de la población y la reducción de las desigualdades existentes en ella.
M.Sc. Roxana Morales Ramos
Coordinadora, Observatorio de la Coyuntura
Escuela de Economía, UNA.
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