martes, 5 de agosto de 2014

BRECHAS DE GÉNERO PERSISTEN

En las sociedades existen brechas de género, en algunas más marcadas que en otras. Es importante mencionar que género se refiere a las diferencias construidas socialmente entre hombres y mujeres y sus roles en la sociedad; a las estructuras y relaciones de poder que han ubicado a ellas en las posiciones más desfavorables. La categoría género abarca entonces, un conjunto de características, ideas, estereotipos, normas, costumbres, oportunidades, expectativas y prácticas que son construidas de manera social y, que por tanto, pueden ser modificadas.

Si bien es cierto, en Costa Rica se han presentado cambios económicos, sociales, políticos y culturales que han contribuido a un mayor reconocimiento de las mujeres y su trabajo (remunerado y no remunerado) como parte esencial del desarrollo económico, los mismos no han sido suficientes. En este sentido, analizando la historia nacional reciente y con base en las estadísticas disponibles, se pueden destacar algunos aspectos positivos y negativos.

Lo positivo

Se resalta el incremento en la cantidad de mujeres que año con año se incorporan al mercado laboral. Según la ENAHO 2013, del total de mujeres de 15 años y más, el 40% se encuentran ocupadas y; a pesar de que esta tasa de ocupación es muy inferior a la de los hombres (70%), el porcentaje se ha venido incrementando. Para tener una idea, en el año 2000, la EHPM mostraba una participación femenina cercana al 30%. Esta situación, a su vez, les ha permitido una mayor autonomía económica y, además, ir erradicando las condiciones de subordinación de las cuales han sido objeto.

Por su parte, existe una mayor cantidad de mujeres ocupando puestos políticos y de alta jerarquía, lo que ha significado un avance positivo en una sociedad patriarcal y, que además ha permitido una mayor atención sobre cuestiones de género.

En el área educativa, se muestra otro avance importante, ya que hay más mujeres que hombres con títulos universitarios y parauniversitarios y, donde, cada vez más mujeres incursionan en áreas que tradicionalmente han sido masculinizadas.

En el ámbito institucional se ha avanzado en la disponibilidad de más y mejores estadísticas con perspectiva de género, en el mayor apoyo para las madres jefas de hogar, en el establecimiento de redes de cuido, en la implementación de políticas y programas de apoyo a mujeres emprendedoras, entre otras acciones.

Con respecto a la legislación, existen muchas leyes o decretos a favor de la igualdad y equidad de género, no obstante, resistencias y estereotipos institucionales han impedido su implementación real.

Lo negativo.

A pesar de los muchos avances, persisten importantes brechas socioeconómicas y laborales de género, donde la mayor inserción laboral de ellas se sigue dando en condiciones de discriminación y alta vulnerabilidad. Entre las brechas se mencionan:
  1. La tasa de participación femenina en el mercado laboral es menor que la de los hombres.
  2. Las mujeres ganan en promedio un 16% menos que los hombres.
  3. Un 55% de mujeres de 15 años y más se encuentran Fuera de la Fuerza de Trabajo y, de ellas, un 55% corresponde a mujeres que se dedican únicamente a labores domésticas.
  4. Las mujeres presentan mayores tasas de desempleo y subempleo que los hombres.
  5. El porcentaje de mujeres ocupadas que cuentan con seguro por trabajo es menor que el de los hombres.
  6. Según el Censo del 2011, un 37% de las mujeres de 15 años y más, se encuentran inactivas debido a que se dedica a labores del hogar, mientras que entre los hombres es de apenas el 1%; lo que pone de manifiesto que las tareas del hogar recaen sobre ellas.
  7. Se presenta la feminización de la pobreza, es decir, el porcentaje de mujeres pobres es mayor que el de los hombres. Además, hay una mayor cantidad de hogares con jefatura femenina en situación de pobreza y de pobreza extrema.
  8. Las mujeres jefas de hogar se encuentran en desventaja ya que en su mayoría son mujeres solas, que no cuentan con el apoyo de una pareja para compartir las responsabilidades de crianza, educación y labores domésticas. Mientras que los hombres jefes de hogar, en su mayoría tienen una pareja con quien compartir las responsabilidades.
  9. Los roles de género asignados tradicionalmente a las mujeres provocan desigualdad en la distribución de las responsabilidades familiares y domésticas, que se traduce en una doble o triple jornada para ellas, ya que además de trabajar fuera del hogar, la gran mayoría se encarga de la crianza de hijas e hijos y otros dependientes, así como de los trabajos domésticos.
  10. Persiste la segmentación del mercado laboral: actividades masculinizadas y actividades feminizadas. Esto ocurre también en las especializaciones (tipo de carreras que estudian ellos y ellas).
En definitiva, a pesar de que gracias a las luchas feministas las mujeres han logrado ocupar un papel más protagónico en la sociedad, las estructuras sociales y relaciones de poder continúan ubicando –aunque en menor medida- a ellas en condiciones de subordinación. Es por ello que, para poder avanzar de manera contundente hacia una sociedad más equitativa e igualitaria, en cuanto a género se refiere, resulta fundamental romper con las bases androcéntricas y patriarcales de la economía, vencer los estereotipos, cambiar la visión sesgada del rol de la mujer en la sociedad y, visibilizar y reconocer el trabajo doméstico no remunerado y del cuido –realizado mayoritariamente por mujeres- como eje fundamental para el desarrollo del sistema económico y de la reproducción de la vida.

M.Sc. Roxana Morales Ramos
Coordinadora,
Observatorio de la Coyuntura Económica y Social
Escuela de Economía, UNA

05 de agosto del 2014


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