El asistencialismo es entendido como una actitud política
orientada a resolver problemas sociales a partir de la asistencia externa sin
generar soluciones estructurales; además podría concebirse como el opuesto de
empoderamiento.
Mientras este último se relaciona con dar poder y capacidad
de transformación a los sujetos con respecto a su entorno, el asistencialismo
se limita a abastecer las necesidades básicas sin ejercer un mayor cambio sobre
la realidad, lo que llega a generar cierta dependencia entre las “ayudas” y los
“asistidos”. En otras palabras, no se da la caña de pescar ni se enseña a
pescar, simplemente se regala el pescado, como se dice popularmente.
Hay quienes tienden a creer que la política social es
sinónimo de asistencialismo y consideran, además, que es “obligación” del
Estado satisfacer sus necesidades básicas, incluso permanentemente.
En este sentido, vemos cómo muchas veces se otorgan subsidios
a grupos desprotegidos o vulnerables y estos no hacen ningún esfuerzo por
cambiar su condición, o desaprovechan las oportunidades de cambio que se les
brinda.
Vemos que muchos trabajadores no ahorran durante su periodo
productivo atenidos a que el Estado les brinde asistencia en la edad adulta -aunque
hay quienes definitivamente las condiciones no se lo permiten-.
Vemos que el Estado busca crear empoderamiento, brindando becas
o asistencias económicas para estudiar (aunque no siempre a quien más lo
necesita), pero no son aprovechadas (la educación es considerada un factor
importante de movilidad social). Muchos de los becados -en escuelas, colegios y
universidades- no se esfuerzan por obtener buenos resultados en sus estudios y
llegan, incluso, a abandonarlos en poco tiempo. Posteriormente se les ve exigiendo
al Gobierno que atienda sus necesidades.
La política social y la mentalidad de los ticos requieren de
una transformación. El Estado debe atender a los grupos necesitados creando
empoderamiento (con una gestión eficaz de los recursos y con evaluación de
resultados) y no dependencia. Por su parte, no debemos esperar o exigir que el
Estado nos atienda nuestras necesidades, debemos luchar por nuestro futuro,
siendo autosuficientes, es decir, empoderándonos.
Roxana
Morales Ramos
Coordinadora,
Observatorio de la Coyuntura Económica y
Social, UNA.
https://www.larepublica.net/app/cms/www/index.php?pk_articulo=533322183
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